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Packaging & Branding para marcas líderes
29 diciembre, 2023 / Articulos -
Cuando miramos el reverso de un packaging nos encontramos con un desafío tan intrincado como descifrar los antiguos jeroglíficos egipcios.
Hoy nos enfrentamos a otro conjunto misterioso de símbolos: los ecoglíficos. Descubrimos estos ideogramas en los envases todos los días, pero no tenemos el mapa que nos guíe a través de su laberinto gráfico. Por lo menos, hasta ahora.
Así que, empuñemos nuestra antorcha y vayamos a explorar este mundo de símbolos confusos, con la esperanza de encontrar claridad y dirección en nuestro camino hacia un futuro sostenible.
Seguro que alguna vez viste el sinfín de flechas, números y códigos que aparecen en el dorso de un envase. Es como intentar descifrar un jeroglífico. Y para colmo, cada país tiene su propia codificación y símbolos.
Algo que es igual en todos lados es el símbolo de las famosas tres flechas entrelazadas. ¿Quién fue el genio de esta invención? Un estudiante de diseño de California, que en 1970 lo presentó para un concurso.
Se considera el símbolo universal del reciclaje. ¿Pero es reciclable todo envase que lo tenga? No necesariamente, porque la aplicación es voluntaria y no está regulada.
La confusión no se detiene ahí. Los envases plásticos tienen una serie de números y siglas que parecen códigos secretos. No lo son… Se trata de indicadores de los diferentes tipos de resinas plásticas. Nada más que eso.
¿Que esos números estén dentro de tres flechas quiere decir que el material que identifican es reciclable? No necesariamente. A pesar de que la mayoría de los plásticos son técnicamente reciclables, no siempre se reciclan a causa de barreras técnicas o económicas. Los plásticos que más se suelen reciclar son el Pet #1 y el HDPE #2.
¡Cuidado! Muchos de los símbolos que mencionamos no están regulados. Además, las marcas crean sus propios símbolos. La mayoría pueden ser simplemente artimañas de marketing y de green washing.
Hay etiquetas y símbolos que son un campo minado de información imprecisa o falsa, y la necesidad de crear variaciones personalizadas o nuevos símbolos solo aporta más confusión.
Otras certificaciones garantizan que los materiales de los envases provengan de fuentes gestionadas de manera responsable. Por ejemplo, la certificación FSC (Forest Stewardship Council) que identifica papel proveniente de bosques controlados. En este caso, la organización certificante se encarga de verificar que sea verdad.
Algunos de los símbolos certificados tienen que ver con los ingredientes del producto, como los que comunican que es orgánico, vegano o libre de modificación genética. En esos casos, el productor pasa por una auditoría donde se revisa que la información sea verdadera.
Pero no siempre una certificación es clara. Por ejemplo, hay muchos envases que dicen ser compostables. ¿Eso quiere decir que se pueden biodegradar en la compostera de cualquier casa? No necesariamente, porque algunos solo se degradan de forma correcta si se compostan en condiciones industriales.
En esta travesía por el laberinto de los símbolos, nos encontramos con algunas iniciativas interesantes como How2Recycle. Cada producto que certifican tiene identificados los materiales que componen el producto y el envase; y además, indican si son reciclables.
Australia y el Reino Unido también se suman, ofreciendo sistemas similares para el consumidor sobre la reciclabilidad de los envases. Lo bueno de estas certificaciones es que la información está validada. Lo malo, es que es que tienen costo y eso es una barrera económica para algunos.
En Tridimage creamos un sistema gráfico armonizado para indicar los materiales del envase. Y lo implementamos a más de 2000 productos junto al nuevo diseño de carta gráfica de Carrefour Argentina. El objetivo es brindar información clara para facilitar el descarte responsable.
Aún no tenemos forma de certificar si los materiales son efectivamente reciclables. Pero al menos es un comienzo para promover más claridad en la comunicación y detectar oportunidades de mejora.
Tenemos la necesidad imperante de un sistema unificado y claro. Un mundo donde cada envase, más allá del país, hable el mismo idioma gráfico. Un sistema donde la información sobre la reciclabilidad sea directa y precisa.
En los países nórdicos se implementó un sistema armonizado donde los productos tienen símbolos y colores que coinciden con los que están en los cestos donde se deben depositar.
La clave es tener información verdadera con indicaciones precisas y comprobadas. ¡Imaginemos un futuro donde cada envase sea una guía en vez de un acertijo para saber cómo debemos descartarlos!
Sería como tener un GPS en la mano que nos indique su fin de ciclo ideal; y así tener un planeta más verde y saludable para todos.
Guillermo Dufranc es Project Manager en Tridimage, la agencia de diseño de packaging experta en ayudar a grandes marcas de Latinoamérica que necesitan evolucionar. Brinda conferencias, capacitaciones y workshops; también es convocado como jurado en varios concursos de diseño. Es autor de libros y escribe para publicaciones y blogs de diseño de todo el mundo.